La puerta fue ventana
Es uno de los primeros días de frío en Barcelona y entrar a casa de Carmen Petronila resulta reconfortante. “Entra directamente, la puerta del patio está abierta”, me avisó al concertar la visita. A medida que subo hasta el tercer piso veo que muchos tienen un documento pegado con celo en la puerta: “Documento de inviolabilidad”. El escrito, proporcionado por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), ‘asegura’ que nadie entre en la casa ocupada aunque esté vacía en un determinado momento.
Carmen Petronila ocupa el piso con su marido Joan y sus dos hijos desde hace 4 años. Ambos recalcan que, con el único sueldo de Joan, no pueden mantener a sus hijos y pagar un alquiler; debían escoger una de las dos.
Los alquileres son cada vez menos asequibles. Aunque aumenta el precio en todo el Estado, es en las grandes ciudades como Barcelona donde es más notorio. Según el portal Idealista los alquileres en la ciudad son un 19’8% más altos que en 2007. Dicho de otra forma: los alquileres en Barcelona son, con creces, más altos que en el momento previo a la crisis económica.
Petronila y Joan tienen mañana su cuarto desahucio. Esta vez, sin embargo, es definitivo. No sólo los expulsan a ellos, sino los 4 pisos ocupados en el bloque. Mientras esperan una llamada de Mesa d’Emergència que les anuncie si tienen opción a un alquiler social, preparan una pancarta para colgar en una sucursal del banco propietario del piso. “CaixaBank echa a familias con niños a la calle”, decide poner Joan en el mural. Mientras tanto Carmen me detalla, emocionada, arreglos que han hecho en el piso: pintura, suelo, cortinas, muebles... Es al llegar al cuarto de sus dos hijos cuando más se tensa: “Ellos no saben nada. No saben si al salir de clase vienen aquí, a otra casa o a dónde”.
La obtención de una vivienda con alquiler social es complicada. El Ajuntament dispone de muy poca vivienda pública y los bancos, promotores de la mayoría de denuncias por ocupación, se resisten a ofrecer esta posibilidad. Los principales medios económicos niegan la relación entre el aumento de los pisos vacacionales y la subida de los alquileres. Sin embargo, la oferta de la primera opción crece y la demanda de vivienda es muy superior a la oferta.
Poco antes de iniciar la acción contra el banco, les llega la llamada: un piso con 3 habitaciones y 60m2 por 130€ mensuales. Joan tiene una sonrisa enorme y Carmen llora y ríe a la vez.
A su suegra, con la que mantiene una estrecha relación, es a quien llama primero para dar la noticia: “¡Tenemos casa!”. Son las 12 del mediodía y en 6 horas, antes de tener que recoger a sus hijos, quieren estar de camino al piso nuevo. No hay tiempo ni para comer.
Mientras preparan la mudanza llega mucha gente: un representante de CaixaBank para firmar el nuevo contrato de alquiler social, la asistenta social para hacer de mediadora y los ‘veteranos’ de la PAH Carlos y Lucía. Carlos detalla como, desde hace unos años, la mayoría de los problemas por desahucio cambian su naturaleza. Durante la crisis económica se trataban, casi en su totalidad, en problemas por impago de hipoteca. Fue después, con la llamada recuperación de la macroeconomía, cuando los casos por impagos de alquiler y ocupación por necesidad proliferaron.